La respiración debe ser siempre por Nariz, a menos que sea imposible o insuficiente por alguna malformación o síntoma, o alguna actividad específica que exija respirar por la boca. Solo existen algunas técnicas de pranayama específicas que se realizan con respiración por la boca y ejecutando diferentes mudras bucales.
La respiración es nuestra principal fuente de Prana, energía vital. Los seres vivos nos alimentamos de diferentes formas que adopta la Energía en todo lo que nos rodea, mediante la ingesta de alimentos mas sólidos, la hidratación, tomando sol, contactando con la tierra y el agua, mediante la relación con otros seres vivos y fundamentalmente respirando… todo nos aporta prana, y así como tomamos del mundo, procesamos y transformamos (mediante las diversas formas de digestión), devolvemos en forma de Apana aquello no que ya no nos sirve o no es conveniente para nuestra vida. Este proceso complejo sucede en las tres dimensiones: física, mental y emocional.
Otra característica que tiene este proceso es que podemos hacerlo consciente casi en su totalidad, lo cual es una valiosa herramienta de Anclaje en el Presente y nos permite tomar decisiones. Es decir, podemos lograr elegir cómo respirar ante diferentes circunstancias para una mejor adaptación y acción adecuada. Claro que siempre y cuando nos mantengamos entrenados en cultivar la presencia a cada momento de la vida.
En otras palabras, podemos Administrar el Prana, la energía vital, mediante la respiración.
Swara Yoga entrena los Ritmos y los Tiempos de Respiración. Cada uno debe observarse y descubrir su propio ritmo respiratorio, el cual estará asociado a su temperamento y capacidad física. Y a partir de este autoconocimiento es importante establecer ese ritmo de forma constante y continua. Cada vez que prestemos atención debemos reconocer si nuestro ritmo es irregular, o con intervalos y retenciones. Toma 2 o 3 minutos observar y retomar un ritmo continuo, reestablecernos. Todos tenemos 3 minutos para regalarnos.
Una vez que se reconoce un ritmo, se observa cual es la tendencia y se comienza a tener conciencia, comenzamos a trabajar los tiempos. El yoga nos educa en exhalar el doble de lo que inhalamos. Al principio puede ser un poco exigente, basta con atender más a la exhalación e ir aprendiendo a controlarla, dosificarla y alargarla.
La mayoría de las personas llegamos a nuestras primeras prácticas con respiraciones altas, exhalaciones cortas e inhalaciones insuficientes. Nos oxigenamos poco, nos vaciamos de toxinas aún menos y esto va generando una exigencia al corazón que necesita bombear más rápido para distribuir suficiente oxígeno a todo nuestro sistema. Esto provoca que el sistema nervioso se acelere, la mente se torna a su vez rápida y ansiosa, y así todo el ciclo se retroalimenta veloz, insuficientemente, lo cual nos mantiene alertas y ansiosos.
Está más que demostrado que utilizamos entre un 30 y un 40 % de nuestra capacidad respiratoria. Por eso es que necesitamos aprender a poner mayor voluntad en la exhalación, y realizar inhalaciones más pasivas, dejando que los pulmones se llenen suavemente sin aspiraciones violentas. Pruébalo y observa como al vaciarte, empujando con tu obligo en dirección de tu columna, al soltar la tensión abdominal el aire ingresa solo y suavemente sin necesidad que hagas esfuerzo.
Respira hacia tu abdomen, esto contribuirá a reeducar a tu diafragma. Exhala desde tu obligo e intenta mantener el pecho relajado. Cuando inhales cuenta lentamente hasta 4 y cuando exhales cuenta con idéntico ritmo y lentitud hasta 5 o 6. No te exijas al principio, disfruta tu proceso. Es un camino lento, que requiere tiempo y será de mucho provecho para el practicante constante.
Om!
GM Yogacharini Alejandra Marcer
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